Alberto Lule cumplía una condena de seis años en la prisión estatal de Ironwood en Blythe, California. Estaba cumpliendo su condena después de declararse sin objeción a cargos por posesión de drogas, recibir propiedad robada y conspiración, cuando las cosas empeoraron. Se involucró en una pelea que dejó a un hombre recluso apuñalado, lo cual le agregó ocho años más a su sentencia, una segunda ficha y tiempo en confinamiento solitario. Pareciera como si las cosas no podrían empeorar más para el exartista de graffiti, cuyas afiliaciones a las pandillas lo llevaron a una vida de encarcelamiento. Mientras estaba tras las rejas, conoció a un anciano llamado Enano, quien se convertiría en el catalizador para ayudarlo a cambiar su vida.
“Un dia en el patio, Enano me dice ‘Ey, eres el foo que ayuda a la gente con su tarea y todo eso. ¿Qué haces aquí en el agujero? Tú no perteneces aquí.’ No me gustó eso, sentí que me decía que era débil o algo,” cuenta Lule.
No le gusto, pero lo hizo pensar.
Después de pasar 14 años en varias prisiones federales, Lule fue liberado en 2016. Tras salir, inmediatamente continuó con sus estudios universitarios. En 2020, se graduó con una licenciatura de la Escuela de Arte y Arquitectura de la Universidad de California, Los Ángeles. Actualmente asiste a la Universidad de California, Irvine con la misión de obtener una maestría en Bellas Artes. También es un activista que a través de su arte da a conocer la compleja industria penitenciaria, el encarcelamiento masivo, y los centros de detención migratorios. El año pasado, fue invitado a exhibir algunos de sus obras durante una exposición en línea de la galería de arte de Fullerton College llamada Language Games.
A pesar de ser un estudiante de tiempo completo, él se unió al club Underground Scholars en su campus, un club dedicado a apoyar a personas previamente encarceladas a completar sus estudios universitarios. Se convirtió en miembro del club en Santa Barbara y cuando entró a UCLA, ya era copresidente del club. Él también participa activamente en XMAPS: In Plain Sight, un movimiento que llama la atención al tema de los centros de detención de los Servicios de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés). Ellos atraen la atención con un avión que deja mensajes en el aire sobre los centros de detención.
Un trabajo que demuestra el estilo poco convencional de Lule es una serie de sus fotos policiales con códigos QR que dirigen al público al historial criminal de Lule, llamado “Soy realmente libre (nuevas formas de identificación).” Fue exhibida durante la exposición de arte en línea de Fullerton College el año pasado, y brinda información sobre el estigma negativo que un “ex-convicto” lleva consigo por el resto de su vida. Su trabajo de activismo más reciente es su “Serie de investigaciones,” lo cual se enfoca en la reforma penitenciaria. A traves de esta serie, Lule presiona su piel desnuda contra piezas grandes de plexiglas y luego esparce polvo negro, similar al que usan los equipos forenses, sobre los aceites que quedaron de su cuerpo para formar imagenes nebulosas, ominosas y expresivas. En una grabación de este proceso, un ayudante manipula su cuerpo tal como lo haría un agentepenitenciario con un preso.
“Hacer este tipo de arte es como un arte interpretativo. Es por eso que comencé a grabar. Es el proceso con el que creo mi arte que esespiritual para mi,” dice Lule.
Aunque ahora está en la escuela de posgrado, Lule no siempre fue el artista capacitado que es ahora. Él comenzó escribiendo en las calles.
Todo tipo de arte es importante ya que es una forma de expresión que tiene la capacidad de contar una historia. El arte externo es una forma de arte relativamente nueva en comparación con los orígenes del arte en sí. El término “artista autodidacta” ha evolucionado desde sus orígenes. Los inicios del término “arte externo” se remontan a Robert Cardinal, quien originalmente estaba escribiendo un libro sobre el término “art brut” que inicialmente se definió como arte hecho por niños o pacientes con enfermedades mentales. El término “art brut” se extendió al arte externo y en los últimos años se ha definido mejor como arte autodidacta. El área del arte externo le permite a Lule cambiar su vida por un mejor futuro.
Criado en el lado oeste de Santa Barbara, Lule proviene de una familia de inmigrantes indocumentados. Su padre, Luis, era albañil y su madre, Adela, era ama de casa. Su padre le dio sus primeros recuerdos de arte, haciendo dibujitos para él de niño, los cuales siempre impresionaban a Lule. Lule era apenas un niño cuando comenzó a dibujar graffiti en las paredes a principios de los años noventas.
“Tenía 10 u 11 años cuando comencé a marcar las paredes con mis amigos,” dijo. “Comenzamos a hacer cosas juntos y luego se convirtió en un equipo de ‘tagging.’” Pensando en ello, me doy cuenta que yo me enfoco en todo lo que conlleva a ser escritor, que es como se dicen los artistas de graffiti entre sí. Ser escritor significaba que tenías que robarte tu propia pintura, tenías que marcar en las autopistas, ya que marcar las paredes legales no era suficiente.”
Lule comenzó a disfrutar de la reputación que le daba ser un escritor, ya que le traía elogios de las calles cuando la gente identificaba sus escrituras. Tras usar pintura de aerosol para dibujar graffiti, Lule comenzó a inspirarse en otros artistas como Emory Douglas, quien es conocido como el ministro de propaganda de las Panteras Negras. El estilo de arte de Douglas es similar al estilo de propaganda constructivista rusa. Este tipo de arte influyó a Lule para comenzar a pegar trigo, que es una forma económica de arte de estarcido.
Lule menciona que sus amigos dejaron de llamarlo escritor cuando comenzó a trabajar pegando trigo, pero eso no lo molestó. Se dió cuenta que se comenzó a enamorar con el proceso de la creación de arte en vez del producto final en sí. Ya fuera hacer o robar los materiales necesarios o encontrar un lugar en donde podrá exhibir su arte, todo se volvió más sobre “el proceso,” dice Lule. A los 11 años, la escritura lo introdujo a una vida llena de crímenes pequeños, tal como el robo de pintura y el vandalismo. Eso rápidamente se convirtió en otras cosas como el robo de autos y la violencia en pandillas cuando él estaba en la preparatoria. Esta vida inestable introdujo a Lule al sistema carcelario a los 15 años.
“Me dieron palmadas en la muñeca,” dice Lule, “pero a los 15 entré por primera vez a la cárcel por propiedad robada.”
Constantemente estaba entrando y saliendo de cárcelespor delitos menores. A los 15 años, se involucró en una red de robo de autos en donde él y sus amigos llevaban los autos robados a Tijuana y los vendían. Este estilo de vida lo llevó a ser acusado por asesinato a los 25 años. Después de pelear su caso por dos años, llegó a un acuerdo con la fiscalía en donde le quitarían el cargo de asesinato si él se declaraba culpable a los cargos por haber aceptado propiedad robada, posesión de sustancias controladas, conspiración, e involucramiento con pandillas. Después de lucha en un tribunalrpor dos años, su sentencia fue reducida a cuatro años más.
“Comenzó en Wasco, luego en Calipatria, después en Ironwood, y Mississippi, y California City,” dice Lule. “Parte de la superpoblación dentro de las prisiones hizo que California mandara a los presos a otros estados.”
Al entrar a la prisión, Lule se sentía preparado ante lo que sucediera, ya que estaba acostumbrado a ser procesado. Tenía amigos que le contaban lo que debía esperarse para que cuando entrara, mostrara que no debían meterse con él. Aparte de hacer ejercicio en el patio y dibujar, Lule ocasionalmente tomó cursos universitarios que se ofrecían en Ironwood para mantenerse ocupado.
Fue ahí donde se involucró en una pelea que le extendió su sentencia otros ocho años. Después de tanto tiempo en la cárcel, no lograba sacarse las palabras de Enano de la cabeza: “Tu no perteneces aquí.” Lule tenía que encontrar maneras alternativas para distraerse. Regresó a sus raíces artísticas y comenzó a dibujar. El estilo principal de Lule fue inspirado por sus raíces chicanas porque, hasta entonces, no tenía conocimiento formal en las artes aparte del graffiti y el pegamento de trigo. Sus primeros dibujos dentro de la cárcel eran de payasos, mujeres, máscaras de “sonríe ahora, llora luego,” y muchos edificios de estilo institucional. Lule menciona que muchos presos le pagaban con bienes de la comisaría para que les hiciera un dibujo o para decorar sobres que ellos mandaban. Algunos de ellos comenzaron a ofrecerse como voluntarios para que les hiciera tatuajes. A través de su pasión por el arte, él se volvió interesado en una educación universitaria. Se inscribió en más cursos universitarios por medio de la prisión y se sumergió en diferentes tipos de literatura. Algunos de sus favoritos incluyen “El conde de Montecristo,” “Los miserables,” y “La autobiografía de Malcolm X.” Cuando Lule salió libre de la cárcel ya era artista autodidacta, tenía créditos universitarios y experiencia informal en tatuajes. Más que nada, tenía voluntad y determinación.
“Mi meta mayor era nunca regresar a las cárceles,” dice Lule. “Cuando les dije a los compañeros que nunca iba a regresar, todos se rieron y dijeron ‘Vas a regresar aunque sea por un rato. Todos regresan.’ Pero a mi no me gusta eso. Como hombre, todo lo que tengo es mi palabra. Esa la cargas por doquier.”
Aunque Lule siempre ha sido un creador, su satisfacción siempre ha venido del proceso que se requiere para la creación, no tanto el resultado final. En una entrevista con Diversity in the Arts Today, Roger Cardinal, escritor de ‘Outsider Art’ dice, “Mucha arte externa se centra alrededor de los asuntos de personalidad, de preguntarte quién eres, lo que significa profundizar con el yo interior de un individuo.”
Lule es el epítome de lo que habla Cardinal debido a su capacidad para mirar dentro de sí mismo y expresar sus luchas de una manera que atrae atención a los problemas sociales.